Lo que no estaba unido se unió,
las familias que hay en mí se reconocieron a si mismas,
las pude observar y transformarse en mi.
La semilla que había en mi interior terminó de enraizar
y conectar con e4sas raíces profundas de generaciones y generaciones.
Esa paz que sentí y que no sabía que podía sentir me permitió ver
el sufrimiento del que venía.
Sufrimiento por estar fracturado, dividido, separado.
Separación que dejaba un vacío interior sin saber como llenarlo.
Vacío que me permitió darme cuenta de lo importante.
Hasta que, finalmente, lo que no estaba unido se unió.
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