Tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo.
Puedo ver y sentir mi cuerpo, y lo que se puede ver y sentir
no es el auténtico Ser que ve.
Mi cuerpo puede estar cansado o excitado, enfermo o sano,
sentirse ligero o pesado ,
eso no tiene nada que ver con mi yo interior.
Tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo.
Tengo deseos, pero no soy mis deseos.
Puedo conocer mis deseos, y lo que se puede conocer
no es el auténtico Conocedor.
Los deseos van y vienen, flotan
en mi conciencia, pero no afectan a mi yo interior.
Tengo deseos, pero no soy deseos.
Tengo emociones, pero no soy mis emociones.
Puedo percibir y sentir mis emociones, y lo que
se puede percibir y sentir no es el auténtico Perceptor.
Las emociones pasan a través de mí, pero
no afectan a mi yo interior.
Tengo emociones, pero no soy emociones.
Tengo pensamientos, pero no soy mis pensamientos.
Puedo conocer e intuir mis pensamientos,
y lo que puede ser conocido no es el auténtico Conocedor.
Los pensamientos vienen a mí y luego me abandonan,
pero no afectan a mi yo interior.
Tengo pensamientos, pero no soy mis pensamientos.
Soy lo que queda, un puro centro de atención consciente,
un testigo inmóvil de todos estos pensamientos,
emociones, sentimientos y deseos.