Lo propio de la experiencia introspectiva consiste en distinguir, en el seno de esta complejidad, las emociones que contribuyen a la felicidad de las que son causa de sufrimiento. Con el uso es como el herborista que distinguirá las plantas venenosas de las plantas medicinales, del mismo modo, si observamos honradamente las repercusiones de nuestras emociones, nos resultará cada vez menos difícil distinguir las que incrementan nuestra alegría de vivir de las que hacen disminuir.